Cuando se inició la construcción de una de las catedrales de Europa, el arquitecto encargado de la obra, siguiendo la costumbre de supervisión de cada uno de los detalles, pasó por la obra para ver cómo los trabajadores estaban realizando su labor, y allí se encontró con tres maestros canteros que, con cincel en mano, estaban labrando la piedra para formar los detalles de la catedral. Por lo que se acercó al primero y le preguntó qué es lo que estaba haciendo. La respuesta fue contundente y malhumorada:

Pues es bastante evidente, ¿no? Aquí picando esta piedra y con la sed que yo tengo. ¡Y lo que me queda aún! Por no hablar de lo que me fastidia el capataz. Al acercarse al segundo cantero, esto fue lo que le dijo sin apenas mirarle a la cara: Pues aquí ando haciendo lo que me han mandado. Tengo mujer y cuatro hijos, ¿sabe?, así que toca obedecer para poder llevar el pan a casa. Al acercarse al tercero, comprobó que éste trabajaba con un entusiasmo inusitado. Al hacerle la misma pregunta que a los dos anteriores, éste le respondió con satisfacción y orgullo:

¿Que qué estoy haciendo? Acaso no lo ve caballero: Estoy construyendo la mejor catedral del mundo. Esta anécdota debe hacer que los cimientos de la mente humana, sea sacudida, sobre todo la mala actitud con la que se conducen una buena parte de ciudadanos que se quejan de todo y por nada, pero no se atreven a luchar por sus sueños. El que se queja de la situación que tiene, pero no hace nada para cambiarla, debemos de tener claro que en la vida haremos ciertas tareas que a lo mejor no serán de nuestro agrado, pero hay que ejecutarlas para forjar el carácter y la buena actitud.

Una persona no triunfa en la vida por sus altos talentos que tenga, ni por las oportunidades con la que haya crecido, se triunfa cuando se tiene una buena actitud para enfrentar la vida por dura que esta sea, dijo en una ocasión el escritor y periodista Gilbert Keith Chesterton. “Solo quien nada a contracorriente tiene la certeza de estar vivo" habrá ocasiones que se tendrá todo en contra, pero no por ello se deberá de desistir de los sueños, al contrario, ahí en la adversidad es cuando debe de surgir la inventiva y el impulso para salir de la pobreza.

El Todopoderoso, le dijo en una ocasión a Josué previo a ir a conquistar la ciudad de Jericó. “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas (Josué 1:9). El esfuerzo y la valentía son el combustible que se requiere para saltar los obstáculos que impiden llegar al éxito y la confianza puesta en Dios, es el elemento fundamental para conquistar el mundo, por imposible que sea la batalla. Josué se apropio de esa palabra, se esforzó al máximo y los muros de Jericó cayeron.

La condición que ahora viven miles de jóvenes, quizá no sea la mas favorable para triunfar en un país donde las oportunidades laborales y la preparación académica, esta reservada para los que nacieron con ciertos privilegios y donde no escasea nada en sus hogares, de ahí que tendrán estos jóvenes que bregar con una sociedad que excluye la buena actitud y talento pero que premia la mediocridad, una sociedad donde un político sin preparación académica gana hasta $13,000 al mes, mientras que los investigadores, profesores, médicos y científicos de las diferentes disciplinas ganan $500.

Es decir, existe una desigualdad impuesta por los que detentan el poder, aun así, se debe de luchar para salir del circulo pobreza que ahora tiene estancada a la juventud, y hacerlos soñar, esta claro que es una tarea de todos. Joven que tienes la oportunidad de leer esta columna, recuerda que la pobreza es un estado temporal que se resuelve cuando te atreves a desafiar el sistema por medio de los estudios, es posible que veas todo en tu contra, pero este es el primer filtro para desanimarte y hacerte desistir de tu meta, pero no olvides que este mundo pertenece a los soñadores.