En medio de la agitada transición, el pasado viernes la Fiscalía General de la República inició una serie de allanamientos al cuestionado consorcio Alba Petróleos, ligado al FMLN y al régimen venezolano y foco de una investigación nacional e internacional por lavado de dinero.

Tan solo unos días antes, una investigación periodística había revelado que Alba Petróleos era parte de una red criminal global relacionada a la petrolera nacional venezolana PDVSA que vincula a varias empresas de fachada, líderes políticos aliados de la región, élites económicas y organizaciones criminales, desde El Salvador hasta los Estados Unidos, Rusia a Hong Kong y varios paraísos fiscales financieros.

La Fiscalía ha hecho docenas de allanamientos y es un caso emblemático que deja varias aristas, desde la intervención del régimen venezolano en oscuros negocios y financiamientos electorales dentro de El Salvador, hasta el enriquecimiento súbito y oscuro de algunos personajes públicos que merecen ser investigados con sumo rigor.

El cuento de Alba Petróleos era demasiado bueno para ser verdad y los hechos han terminado demostrándolo. Es vital que la Fiscalía lo deje como un caso ejemplar para que no lo volvamos a ver repetido en ninguna otra administración gubernamental.