Lya Castro dice que sus clientas pueden sentirse seguras en su taller, libre de acoso. / Diego García


Llaves de cruz, gatos hidráulicos, desarmadores y alicates son las herramientas que rodean a Lya Castro, una mujer mecánica que a diario atiende su taller, un oficio tradicionalmente ejecutado por hombres.

Un jeans y una camisa con botones, Lya está lista para revisar los vehículos de sus clientes. Tiene 46 años de edad y dice que fue difícil incursionar en un campo “monopolizado por hombres”.

“El machismo salvadoreño nos bloqueó. Bloqueó a Tecno Motores, porque un hombre no podía confiar en lo que una mujer le estaba entregando como trabajo mecánico”, relata.

Con restos de grasa en sus dedos explica que cuando promocionaba su taller, escuchaba de la voz de ejecutivos “muy educados”, cuestionar si su padre o hermano eran los dueños del negocio. A pesar de la credibilidad que Lya se ha ganado con sus clientes, explica que todavía hay hombres que la subestiman.

“Ellos reaccionan totalmente sorprendidos, les veo los gestos como dudando, y eso se convierte para mí en un reto, porque hay casos que lo han hecho como para probar si es verdad mi conocimiento”, asevera.



Por el contrario, sus clientes mujeres se muestran confortables y seguras “ellas sienten que no les estamos robando, pueden entrar a la pista de trabajo sin ensuciarse y tampoco recibirán un piropo o una mirada que les incomode. Ellas confían”, relata.

Mientras revisa el carro de un nuevo cliente, Lya cuenta que la idea de aprender mecánica automotriz surgió luego de cansarse que la engañaran en cuanto a reparaciones de vehículos.

“Una chambonada le hicieron”, dice, mientras encuentra la falla en el vehículo de su cliente.

Además de luchar con el sello de un oficio que ha sido exclusivo para hombres, la mujer mecánica dice que también se enfrenta a personas que le ofrecen contratos, a cambio de que ella avale el estado de vehículos en mal estado. Siempre se ha negado.

El taller Tecno Motores de Lya está ubicado en la autopista a Comalapa, frente al exrancho Navarra.

Ahí ofrece un servicio honesto a sus clientes, hombres y mujeres, para que no sean víctimas de estafa en otros talleres.