En oriente, occidente y zona central, el panorama fue igual. / Diego García


“Mire yo tengo puesto en el mercado y no me salió nada, madrugue desde las tres de la mañana, porque tengo necesidad, ya no tengo que comer porque a diario me gano la vida”, sostiene Consuelo López, afectada por la cuarentena.

No fue la única que madrugó. Miles de salvadoreños abarrotaron las sedes de los CENADE en busca de los $300, prometido por el presidente de la República. En este caso, en la sede de San Miguel

“La necesidad me hizo madrugar y viajar desde el cantón Chilanguera, no he desayunado y apenas tengo el dólar del pasaje para regresar al cantón Primavera”, recriminó Humberto Colindres, mientras hacía la larga cola para el CENADE migueleño.

Pero también los bancos tuvieron las mismas escenas. En las instalaciones del Banco Cuscatlán, situado en la avenida Roosevelt de San Miguel, los ánimos se caldearon; la gente hizo una fila que abarcaba tres cuadras, desde tempranas horas de la madrugada a las 9:00am y al llegar les daban la noticia que si no tenían cuenta bancaria y no eran clientes, se retiraran porque no se les atenderían.

La encargada de la sucursal aseguró que la agencia bancaria tiene políticas y hay que cumplirlas “nos dijeron que entregaramos los $300 a quienes fueran clientes del Banco Cuscatlán y que ya estuviera depositado a sus cuentas. Solo cumplimos órdenes de los jefes del banco”, indicó.

Quienes hacían fila eran en su mayoría mayores de edad, y con lágrimas en su rostro y los bolsillos vacíos se retiraban a sus hogares.