En catedral metropolitana se celebró la misa de pascua, ayer. / Cortesía Arzobispado


“La Pascua es especial para el Señor, y también para uno (...) nos recuerda que hay una vida después de la muerte”, asegura Victoria Trujillo, una ‘nueva’ fiel católica que desde inicios de Semana Santa lleva en sus oraciones un solo propósito: la sanación de su hija, María Ángela García, diagnosticada con cáncer.

Ayer, cientos de católicos participaron en la misa de Resurrección en la Catedral Metropolitana de San Salvador. Desde cada pequeña parroquia en El Salvador, la feligresía se reúne para esperar en comunión la madrugada de la Pascua, que según la tradición cristiana, marca la fecha en que Jesucristo, hijo de Dios, “resucitó de entre los muertos tal y como Él prometió”, explica Victoria.

Desde muy pequeña, sus padres le inculcaron que se acercara a la iglesia Católica, recuerda. Y aunque toda su vida se congregó en comunidades evangélicas decidió celebrar la Semana Mayor como parte de la feligresía católica. “Uno hace sacrificios para venir desde lejos, pero vale la pena”, sostiene.

El viaje desde Tonacatepeque hasta San Salvador le toma cerca de una hora con el tráfico habitual,pero esto no es impedimento. La misa de Resurrección, que arrancó a las 8:00 a.m., acogía a fieles que celebraron la Vigilia Pascual desde el Sábado de Gloria, y a otros recién llegados que, como Victoria, llegaron de varios puntos del país.

“El misterio de la resurrección es de fe, y nos cuesta meditar en él (...) pero en los artículos que profesa nuestro Credo, están la resurrección de los muertos y la vida eterna”, afirma el Arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar Alas, durante su homilía de Pascua. Estas palabras brindan aliento a Victoria.

La cima del año litúrgico, la Pascua, es para los católicos el triunfo de la vida sobre la muerte, afirma. “Tengo fe en el Señor y por eso vengo a pedirle que, si Él me levanta a mi hija de esa cama, yo no le voy a fallar”, prometió.