En los primeros 100 días de gestión del señor presidente Nayib Bukele, y su equipo de trabajo, se ha podido palpar cambios significativos en materia de seguridad, pero también se puede percibir una reactivación del sector construcción, dada las múltiples edificaciones que se están realizando en el departamento de San Salvador, todo ello tiene que ver con la agilización de permisos medioambientales y procesos administrativos gubernamentales que antes eran más engorrosos, todo ello es bueno porque dinamiza la economía, se generan empleos directos e indirectos y dinamiza el flujo y lo más importante se genera seguridad en la inversión.

De manera que desde la toma de posesión se ha visto al presidente Bukele, liderando cada proceso de cambio, al grado que se han eliminado una gran cantidad de beneficios penitenciarios que tenían los reos en los diferentes centros de detención, al aplicarse como debe de ser las medidas extraordinarias, lo cual ha desembocado que los reos tengan menos acceso a; visitas conyugales y familiares, a celulares y a telefonía fija que se creía imposible su eliminación, sin embargo, por la gestión del presidente la comunicación bajo ese medio se ha eliminado, es decir, se les acabó el libertinaje que tenían los pandilleros, que desde los centros penales ordenaban asesinatos y extorsiones.

Esto se ha traducido en una sensación de menos violencia en la calle, y un descenso en el número de homicidios, cerrando así el mes de agosto con un promedio de cuatro personas asesinatos, un número esperanzador, dado que, desde los Acuerdos de Paz, no se tenía un respiro tan sustancial en los niveles de violencia. En consecuencia, el Plan Control Territorial, ha sorprendido aun a los escépticos, de ahí la aprobación del 90% a la gestión del presidente Bukele, que le otorga la población, y una ventaja del 23.1% en simpatía a favor de NI, en relación a su mar cercano competidor que es ARENA al obtener un 9.3% según la encuesta que publicó recientemente LPG- Datos.

Ahora bien, se debe entender que el fenómeno NI, es sostenido por el grado de popularidad que acumulado el presidente Bukele, y no necesariamente por algunas figuras que ese instituto político aglutina, de manera que su crecimiento o declive depende de lo haga el presidente, dicho de otra manera, Nuevas Ideas, pudo haber crecido aún más, si el presidente y su gabinete hubieran dado el ejemplo de presentar su declaración patrimonial a tiempo, sin embargo, muchos de ellos no lo hicieron, otra factor que impidió un mayor arrastre de NI, fue la contratación de familiares que ha realizado la presidencia de la República.

Ya que el presidente fue enérgico para despedir a familiares de los anteriores funcionarios, tildando de nepotismo y abusos de poder (con justa razón) pero al mismo tiempo estaban contratando en puestos de poder a hermanos, tío, primo y otros allegados, es decir que la honestidad se sostiene y ratifica cuando el discurso es congruente con los hechos. Así también se prometió en campaña que se eliminaría la partida secreta, conocida como fondos reservados, no obstante, el Ministro de Hacienda aclaró que no se eliminaría, sino que se auditarían algunas partidas de esos fondos.

En suma, creo que el presidente ha tomado decisiones acertadas en materia de seguridad, y en materia económica, pero es importante que honre las promesas de campaña, dado que el estándar en honestidad y cero corrupción que espera el pueblo es alto, y no porque sea un capricho político de sus detractores, sino porque el presidente Bukele, con su equipo en tiempos de campaña señalaban los despilfarros y la corrupción con mucha vehemencia, con el famoso eslogan “cuando no se roba el dinero alcanza” o “devuelvan lo robado” este mismo concepto aplica para los que ahora detentan el poder.

Así que, se espera que haya un uso racional de los recursos, que se propicie una verdadera rendición de cuentas, que se transparenten los procesos de compras, que no haya compras fantasmas, que no se diluya el dinero únicamente en compras por libre gestión, para evitar ir a licitación para favorecer a los amigos y que las empresas que tienen algún vínculo con el presidente o con algún funcionario por ética no participen en procesos de compras del Gobierno.