Las cifras reveladas en días recientes por el Fondo de Población de las Naciones Unidas sobre los embarazos de niñas y adolescentes son espeluznantes y advierten una problemática recurrente causada por la falta de educación sexual y abusos.

El informe de ese organismo de Naciones Unidas es de 2017, y registra 19,190 embarazos en niñas y adolescentes entre 10 a 19 años de edad, es decir que cada día en el país se embarazan 52 mujeres de este rango de edad. Más de dos casos por hora.

Durante las últimas dos décadas, los sucesivos gobiernos han intentado establecer una política clara de educación sexual y ha sido imposible porque nos centramos en debates estériles y posiciones dogmáticas, sin entrar a analizar una problemática que obliga a repetir un ciclo de pobreza y abusos sexuales en nuestra sociedad.

Según el estudio, el costo económico del embarazo en niñas y adolescentes podría representar un total de más de $352 millones en tributos que la sociedad y el Estado salvadoreño no dispondrá después de 40 años de vida productiva de estas niñas y adolescentes como efecto de la maternidad temprana.

¿Qué futuro le depara a una niña o a una adolescente de escasa formación académica al convertirse en madre a tan temprana edad? Que su situación se replique en la criatura que ha concebido. Trágico.