Cada semana que pasa, los pronósticos de la situación económica son más negros para El Salvador y el mundo entero. La enorme cantidad de empleos pérdidos, el cierre de empresas, la pérdida de ingresos para el sector informal, todo eso contribuye a unas cifras macroeconómicas deprimentes que nos muestran que la recuperación económica va cuesta arriba.

Si ya teníamos bastante daño con la pandemia y la enorme conflictividad política que retrasan decisiones claves de país e inyectan incertidumbre, el golpe dado por las tormentas de esta semana nos han hundido en mayores problemas por mayores pérdidas tanto en el sector público como en el privado.

A las dolorosas pérdidas de vidas humanas, se suman los enormes daños a la infraestructura en todo el país. El Gobierno ya tenía problemas de liquidez y esta nueva realidad nos deja aún mayores problemas.

Hoy más que nunca es necesario un gran acuerdo nacional para la reapertura de la economía, parar la confrontación política, inyectar armonía social y generar predictibilidad en los empresarios e inversionistas para que se preserve la mayor cantidad de empleos posibles y podamos salir de esta catástrofe humanitaria en la que estamos.