La inmensa mayoría de ciudadanos de los países centroamericanos no tenemos ni la más remota idea para qué sirve el Parlamento Centroamericano. La pregunta usual es ¿sirve para algo? Ese foro político donde se llegan a repetir discursos líricos sobre la región no impacta absolutamente en nada nuestras vidas y perfectamente podríamos vivir en la región sin su existencia.

Pero de vez en cuando el Parlacen es noticia -al igual que el SICA, otro elefante blanco del que nos ocuparemos luego- y la semana pasada circuló una información de que una propuesta para elaborar una política de transparencia y acceso a la información pública del organismo regional se vio frustrada en su seno.

La propuesta establece que el presupuesto, el número de empleados, los viáticos, los acuerdos, las comisiones y las sesiones sean de dominio y acceso público. En materia de gestión documental y archivos, se propuso además la creación de una biblioteca virtual y la digitalización de los libros del Palacen y sus sedes.

“Si entras en la página web del Parlacen, ni siquiera están las actas de las sesiones, que es lo más público que debería de estar, ya no se diga información de presupuesto, de empleados, viáticos, todo eso no es de conocimiento público y eso es lo que se pretende transparentar”, expuso el diputado Fernando Bautista.

Mientras el Parlacen no se modernice y se abra, se transparente, seguiremos confirmando que ese organismo regional que le cuesta millones a los contribuyentes, es un elefante blanco, inútil, inmóvil, sin ninguna importancia.

La integración regional es un sueño de siglos para los centroamericanos, pero organismos como el SICA, el Parlacen y la también inútil Corte Centroamericana de Justicia, han sido incapaces de impactar en la vida de los ciudadanos del istmo que solo vemos una burocracia gigantesca e inútil.