Pareciera que los dos partidos con mayor representatividad en la Asamblea y que gobernaron el país las últimas décadas, siguen en una crisis interna profunda tras la derrota electoral de febrero pasado y no parecen encontrar su norte.

La crisis es más evidente en el FMLN donde está claro que la vieja cúpula entregó formalmente la Secretaría General del partido a Óscar Ortiz, pero sigue queriendo controlar lo que queda de ese instituto político tras dos lustros en el poder. Lo que queda del FMLN es apenas un leve reflejo de la fuerza política y moral del pasado. Durante sus gobiernos, su soberbia los alejó de la realidad y del entendimiento al sentir popular, una lección que aparentemente siguen sin aprender. Ahora se pelean por los restos del partido que hasta tiene una quiebra económica.

En ARENA la situación es más o menos similar. La Comisión Política y una parte de los fundadores parecen ser el freno de la renovación, queriendo atar de manos a las nuevas generaciones y sin entender que los tiempos han cambiado y hay que cambiar desde la visión del partido hasta los lemas tan desfasados que no significan nada para los votantes más jóvenes.

La democracia se fortalece con partidos fuertes, ojalá lo entiendan las cúpulas de ambos partidos.