Al margen de la marca y su inmortalización en las películas de Pedro Infante como las máquinas oficiales de policía, las motos recientemente compradas por la Policía Nacional Civil (PNC) de nuestro país son una buena inversión, son motos robustas, rápidas, con peso suficiente para competir contra cualquier vehículo y generan el respeto adecuado en carretera. Sin embargo, algunos ciudadanos cuestionan el momento de la compra y el precio pagado por ellas. Sobre el momento creo yo que siempre es oportuno, si se trata de dotar de mejores herramientas al cuerpo policial, los policías lo agradecerán pues son más eficientes con ellas y pueden ayudarles a hacer mejor su trabajo, sobre el precio, lo único que puedo decir es que la marca lo vale y son productos pasados a prueba no solo de años sino de trabajo en las condiciones requeridas.

El problema para mí de todo esto, es que la PNC no es ni ha sido hasta hoy el cuerpo administrativo con mejores puntajes en priorización y uso de sus recursos, las motos son buenas, probablemente pudieron comprarse a menos precio, pero lo que me perturba del asunto es si la prioridad o la necesidad era efectivamente esa. Porque $18 mil por moto nos ponen en aprietos si lo contrastamos con la inversión en puestos policiales y en calidad de otras herramientas más importantes como la capacitación en tiro, adiestramiento físico y no digamos en satisfacción de las necesidades básicas de esos puestos policiales donde la historia siempre ha sido de dormir en el suelo, de comer mal, no tener agua y otras carencias palpables que cuando uno las pone en el contexto de un buen trabajo policial no sabemos si tener buenas motos será pronto una nada contra tener policías mal dormidos, mal comidos, mal equipados en lo personal y con pocos otros recursos más necesarios como chalecos antibala, computadoras, nuevas armas, radios, visores nocturnos, etc…

Los mayores desafíos para la PNC tampoco creo son los problemas de carretera, o si la idea es con las motos disminuir el problema del tráfico, tampoco se necesitan motos de tanto valor, más bien es un tema de logística y de otros recursos, por hoy el problema está en la recuperación territorial, el enfrentamiento cara a cara contra la delincuencia y la calidad de la investigación policial, la tecnificación científica y aumentar el número de detectives e investigadores. Creo que lo de las motos se quedó en gustito frente a las necesidades reales y comparándolo con la cantidad de dinero que se ha invertido en seguridad en los últimos años también poco provechoso.

Es cierto que no se pude lograr todo ni todo de una sola vez, el defender la inversión puede ser un reflejo necesario para la dirección general, pero los ciudadanos ahora con más claridad y más información pueden hacer evaluaciones más complejas y darse cuenta que efectivamente se puede hacer lo mismo con más creatividad y menos recursos, eso es lo que no ha demostrado la PNC que es capaz de romper sus esquemas, de reinventarse y que lo más fácil y lo que mediáticamente pareciera un “hit”, es ahora un fiasco que solo golpea los bolsillos de los ciudadanos que pagan sus impuestos y siguen siendo víctimas de la violencia, la delincuencia y la impunidad.

El país necesita mucha más reflexión sobre la inversión, mucha más capacidad creativa para gastar, no todo lo que brilla es oro y no todo lo que se puede comprar es lo que se puede realmente necesitar, si las prioridades están claras, la inversión será obligada, siempre creeré que necesitamos lo mejor y lo merecemos pero antes lo prioritario, lo básico, lo elemental.