El pasado lunes, el Departamento de Estado de Estados Unidos anunció la imposición de sanciones en contra del diputado electo Felipe Alejos Lorenzana y el exfuncionario de la presidencia, Gustavo Adolfo Alejos Cambara, “por su papel en la corrupción en Guatemala”, específicamente por su influencia en el Órgano Judicial. Ambos personajes de la política guatemalteca son señalados por interferir con el proceso de selección judicial para designar a magistrados de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) de Guatemala, y a la Corte de Constitucionalidad.

El Secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken señaló que Blinken que la imposición de sanciones en contra de los Alejos, debe ser “una advertencia para quienes quebranten el Estado de Derecho y la transparencia en sus países”.

Son sanciones ejemplares contra personajes poderosos en el vecino país. Se les señala de intentar colocar a jueces que ellos pudieran controlar para usos políticos en su beneficio o para usarlos en contra de sus adversarios políticos, una tentación recurrente en todos los países centroamericanos desafortunadamente.

En momentos que se desarrolla el proceso para elegir a un tercio de la Corte Suprema de Justicia, estos hechos en el vecino país deben ser vistos con mucha seriedad para evitar que sucedan aquí, porque siempre habrá personajes que buscan utilizar y manosear la justicia a su antojo. Está claro que cualquier movimiento en ese sentido puede afectar la cooperación estadounidense y europea. Pues como hemos visto, también Reino Unido ha impuesto sanciones a personajes en Guatemala, Honduras y Nicaragua, por actos relacionados con el tráfico de drogas, el lavado de dinero y la corrupción.