El ministro de Hacienda, Nelson Fuentes, usó ayer una dramática expresión para ilustrar la situación fiscal del país en medio de la pandemia del coronavirus: “Los ingresos están cayendo en picada”. Y no es para más, con más del 90 % de la actividad económica paralizada, es evidente que el Estado no puede recaudar impuestos. De ahí que el ministro también advierte del riesgo de impago o default.

El ministro Fuentes admite que “estamos en una situación crítica” y con con una proyección de alcanzar un déficit fiscal para 2020 con un incremento “sustantivo” entre un 8 % y 9 % del Producto Interno Bruto (PIB). Si a eso sumamos la falta de acuerdos políticos y la permanente confrontación, los augurios son negros, oscuros.

La crisis es mundial, lo vemos en Europa, Asia, Estados Unidos y los países latinoamericanos grandes y pequeños. Por eso es que en muchos países están urgiendo la reapertura gradual de la actividad económica. El confinamiento no puede ser para siempre porque las empresas quiebran y eso significa desempleo y hambre. Los gobiernos necesitan los impuestos de esas actividades económicas para atender las necesidades de la sociedad y las provocadas por la pandemia. De ahí la necesidad de una reapertura econó gradual e inteligente.