La mala nota promedio de la prueba anual de rendimiento académico, llamada PAES 2019, no solo da cuenta de lo que los bachilleres actuales llevan en sus alforjas, también informa acerca de la situación por la que atraviesa el sistema educativo nacional. Y así debería entenderse y proceder en consonancia.

Sin embargo, las actuales autoridades, en voz de la ministra de Educación, sin reposar ideas y debatir pareceres, prefiere lanzarse contra la prueba, como si se tratase de un chivo expiatorio, y ahora dice que la quiere segmentar (micro exámenes durante el año) y modificar el porcentaje que comporta la PAES en la nota de los estudiantes. Este modo de abordar el asunto se va por las ramas, y lo lamentable es que la máxima autoridad en Educación del país busque las salidas más cómodas. Es como decir, ¿saben qué?, como salen mal en los exámenes, pues modifiquémoslos para que salgan bien, y aquí no ha pasado nada. Un razonamiento de marketing y más preocupado por la foto que por los elementos constitutivos de la imagen que se dice aprehender.

Pero esto que ahora sugiere la ministra de Educación no pasará de ser un mero truco para que los resultados ya no sean tan bajos. Toma el camino trillado de lo más fácil.

Cuando la presente gestión gubernamental inició el 1 de junio de 2019, por un momento coqueteó con la idea de que ahora sí, los cambios siempre postergados se abrirían paso. Aunque ya en la tarde de ese 1 de junio, pasados los rituales carnavalescos de la asunción presidencial, aquel coqueteo con los cambios necesarios había sido sustituido por otra máscara. Empero, había que esperar a que se asentara la gestión política. Ahora, a cinco meses de aquel 1 de junio, el nuevo gobierno, al que un porcentaje relevante de la ciudadanía votante le había endosado un respaldo entusiasta, muestra sin rubor cómo el discurso y la obra caminan por aceras diferentes.

En 2008, al final del gobierno encabezado por Elías Antonio Saca, se manipuló la PAES (al amparo en un pretexto baladí) y, por supuesto, los números mejoraron. Pero al siguiente año, volvió la mala nota, y hasta el día de hoy.

Las autoridades actuales de Educación no deberían comportarse con tanta ligereza e improvisación, ignorando lo que es inocultable: ¡el sistema educativo nacional ha hecho aguas! Y no ahora en 2019, sino desde hace muchos años, y los sucesivos gobiernos se han dedicado a evadir de forma desvergonzada los problemas fundamentales del sistema (y que de algún modo están asociados a los problemas fundamentales del país).

Este descalabro que se vive en el ámbito educativo no se resolverá con pases de magia o mensajes breves para sobarle el lomo a la bestia, como decía mi abuelo. Y es que bastaría que quienes dirigen (¿dirigen en realidad o van a los tumbos arrastrados por una dinámica burocrática obsoleta y obnubilados por la pandereta electoral?) la institución encargada de animar y de custodiar el sistema educativo nacional, se dislocaran sobre los distintos ámbitos territoriales del país para darse cuenta que están dando palos de ciego. Reparan cositas, enderezan maderos podridos, pero no están refundando ni replanteando nada significativo.

Ese resultado anual siempre adverso de la PAES, si se fuese más perspicaz y más cuidadoso en el análisis, podría asociarse con los procesos socioeducativos que dan forma y sentido al sistema educativo nacional. Mientras no se comprenda esto, podrán llegar matemáticos, malabaristas de la palabra, antropólogos, ilusionistas, y todo lo que se quiera, pero no se saldrá del empantanamiento.

Centros educativos sin verdaderas bibliotecas; miles de alumnos de la zona norte del país sobre todo, que cada año padecen el actual esquema multigrado (= niños y niñas que durante seis años están en la misma aula y pasan de grado sin matices) que al llegar al final del supuesto sexto grado apenas algunos alumnos sí cuentan con las competencias académicas básicas; miles y miles de estudiantes que no reciben adecuada educación física (ya no digamos deportiva), y hay muchos más aspectos que son los que en realidad configuran la trama educativa del país.

¿Es de intervenir sobre esto que están hablando las nuevas autoridades de Educación? Claro que no. Por eso, la mala nota promedio de la PAES (o su sustituta) se repetirá.