Entre emanaciones de gases, explosiones de cenizas y de rocas que genera el volcán Chaparrastique, los migueleños que residen en comunidades aledañas a su falda expresan que vivir con un volcán activo se ha convertido en algo “normal” de la zona.

Gerardo Espinoza, de 69 años de edad, vive cerca del volcán desde hace más de tres décadas en el cantón La Morita, en San Jorge, departamento de San Miguel; él relató cómo los pobladores visualizan y perciben las explosiones que realiza el Chaparrastique.

“Cuando el volcán retumba al expulsar ceniza las vibraciones son parecidas a un temblor de baja medida, cuando dura el volcán hace ‘¡bum, bum, bum!’, de barato retumba como un minuto y se eleva una gran nube gris, pero cuando es rápido el ‘¡bum, bum!’, la nube no es demasiado alta”, expresó Espinoza.

Él se dedica a la agricultura y al cuidado de ganado, ante esto dice que en los últimos días se han dado grandes cantidades de cenizas, por que el ganado resiente su alimentación.

“Ese animal (el volcán) ha botado bastante ceniza, lo único que esta vez no la ha levantado tanta, como la vez pasada (en 2013), pero aún así gran parte del pasto ha quedado cubierto con ceniza y al ganado le toca buscar hojas limpias para poder comer”, explicó.

Otro de los lugareños en La Morita es Hernán Álvarez quien vive junto a otras seis personas, todos adultos, él señaló que están acostumbrados a las actividades del volcán y mientras estas no sean de “alto peligro” no evacuarán.

“Nosotros no salimos, a menos que sea algo fuerte como lava, ahí sí nos iríamos y buscaríamos las zonas más alejadas, pero depende del peligro que veamos, buscaríamos salir”, enfatizó Álvarez.

Desde el pasado 15 de noviembre el volcán Chaparrastique despertó nuevamente y desde entonces el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales ha registrado más de 180 explosiones.

Según el informe especial No.14 de la Dirección General del Observatorio de Amenazas y Recursos Naturales del Marn, señaló que dichas explosiones han alcanzado una altitud entre los 500 y 1,100 metros de altura observadas y de estas se contabilizan un promedio diario de 14.

Un vehículo en San Jorge cubierto de las cenizas del Chaparrastique. / Francisco Valle
Un vehículo en San Jorge cubierto de las cenizas del Chaparrastique. / Francisco Valle

Efectos por ceniza.

Los residentes aledaños al volcán no solo se enfrentan a cambios ambientales, sino a complicaciones en su salud. En San Rafael Oriente, en el cantón Piedra Azul, habita María Teresa Pérez de 65 años, quien señaló que en la zona ha caído grandes cantidades de ceniza, en los últimos días y que esta se percibe como llovizna. “Aquí todos los días ha estado cayendo ceniza y cae como si estuviera lloviendo, y se siente en el aire”, indicó.

Ella destacó que la mayoría de las personas de la comunidad reportan molestias en la garganta a causa de la cenizas, “aquí toda la gente está enferma de la garganta por el humo de la ceniza, tomamos pastillas para el dolor de garganta, porque la ceniza si molesta. Aquí nosotros somos los afectados porque nosotros somos quienes la agarramos”, declaró Pérez.

Pérez vive junto a su esposo y tres hijos, dos de estos son menores de edad, sin embargo enfatizó que ella junto a su familia no evacuarán.

“Nosotros no nos vamos, cuando se viene el humo nos metemos a la casa y nos refugiamos y ya, porque ahorita solo está tirando ceniza, y eso ya es parte de lo que hace el volcán”, indicó.

En ese sentido, María Pérez señaló que los miembros de la Policía junto a las autoridades de la Alcaldía de San Rafael Oriente, transitan por la zona pero que “aquí vemos pasar al alcalde que va de paso para La Piedrona, aquí nosotros no tenemos a nadie que nos venga a ver como estamos, aquí solo Dios con nosotros”.