Roberto Antonio N., de 44 años de edad, fue condenado a 26 años y cuatro meses de prisión por un tribunal capitalino, por el delito de violación agravada en menor o incapaz en perjuicio de su hija, cuando ésta tenía 12 años.

Producto de la violación su hija quedó embarazada y el año pasado dio a luz a un bebé que nació prematuro. La prueba de ADN realizada por Medicina Legal comprobó que el sujeto es el padre biológico y por ende el autor de la violación.

En el juicio, celebrado recientemente, la madre de la víctima y esposa del violador después de haber escuchado las pruebas, pidió al tribunal que no fuera muy severo con el hombre, porque “era el único sostén de la familia”. El juez no valoró la petición y le impuso la pena máxima para un tipo que irracionalmente fue capaz de violar a su propia hija.

Mientras Roberto Antonio era condenado, afuera del Centro Judicial Isidro Menéndez, un grupo de unos diez evangélicos oraban pidiendo su libertad porque según ellos era inocente. El hombre asistía a una iglesia evangélica y había dicho a su pastor que era inocente. El embarazo y la prueba irrefutable de ADN, más el testimonio de su hija a través de la cámara Gessel, fue suficiente para ser sentenciado.

La semana pasada el Ministerio de Salud dio a conocer que desde el 1 de enero de 2017 hasta abril de este año, el sistema sanitario del país había atendido 1,598 casos de niñas embarazadas cuyas edades oscilan entre 10 y 14 años. De ese total, 154 casos han sido atendidos en los primeros cuatro meses de este 2019.

En la mayoría de los casos el violador es el padre o padrastro o algún familiar cercano, como tíos, hermanos, primos o algún amigo de “confianza” de la familia, incluso “novios” de las niñas. Ha habido casos, y muchos, en los cuales las niñas han sido víctimas de violaciones por desconocidos o delincuentes comunes como los pandilleros.

A diario se conocen en los juzgados del país casos repudiables de violaciones de niños y niñas de todas las edades, desde cero años hasta 18 no cumplidos. En más del 80 % de las violaciones, el criminal es alguien conocido de la familia o parte de la misma. Violaciones sexuales hay en todos los estratos y niveles de la sociedad salvadoreña. Violadores son desde obreros y profesionales hasta personas que suelen pasar por honorables. Hay violaciones en la zona urbana y rural.

Judicialmente los casos de violación tienen reserva total, la cual implica que se debe ocultar la identidad de las víctimas y obviar los detalles del acto criminal, a efecto de no revictimizar. Sin embargo, a los violadores y agresores sexuales hay que publicarlos, por eso se hace necesario tener un archivo estatal de conocimiento público.

Las niñas embarazadas no están preparadas psicosomáticamente, ni la sociedad, ni el Estado están preparados para atender a estas víctimas. Las niñas son discriminadas hasta en sus mismas familias y el sistema educativo las expulsa. Siendo las menos culpables el sistema las condena a vivir marginadas y con el “peso” de tener la responsabilidad de la vida de una criatura.

Hace falta una educación sexual idónea y profesional. A la niñez hay que enseñarle a conocer su cuerpo y concienciarles en el sentido que nadie, absolutamente nadie, debe abusar o intentar abusar de su cuerpo. Los niños, niñas y adolescentes deben saber que hay personas e instituciones confiables a las que deben acudir cuando sientan amenazados sus cuerpos.

La ley castiga a todo tipo de violador. Es severa con los abusadores, especialmente contra quienes violan a menores e incapaces. Embarazar a la víctima es un agravante que contempla una pena mayor. Solo se condena si los casos llegan a los juzgados, de otra manera estos hechos quedan en la impunidad.

El sistema educativo debe formar a profesores con honradez y pedagogía notable para sean ellos los que conciencien a la niñez y adolescencia. Asimismo las leyes deben reformarse para hacer todavía más severas las leyes que castigan a los abusadores, especialmente de la niñez.

Una niña menor de 14 años debe estar jugando con muñecas y viviendo un mundo de sueños e ilusiones, jamás debe estar embarazada o criando un bebé. Ni siquiera las adolescentes menores de 19 años deben ser madres producto de una violación. A los violadores hay que castigarlos con severidad.