La humanidad atraviesa una gran cantidad de desafíos de cara a la pandemia por el Civid-19, dado que miles de familias alrededor del mundo han perdido su fuente de ingresos, otros han sido desalojados de sus hogares, y en el peor de los casos se ha visto partir de esta tierra a un ser querido producto del virus, y no se ha tenido la oportunidad de despedirlo cerca del féretro, debido al protocolo estricto. Ante este escenario el mundo ha quedado paralizado, a pesar de contar tanta tecnología, no se ha podido eliminar el virus, al contrario continúan surgiendo nuevas cepas del coronavirus.

Ahora bien, en El Salvador, hay miles de familias que han quedado desprotegidas y sin esperanza de poder recuperarse, dado que hubo un cierre improvisado de la economía sin haber hecho un análisis técnico que permitiera equilibrar la prevención con la productividad, pero los efectos de ese cierre económico aun no han llegado, estos se verán reflejados con mayor amplitud en el segundo semestre del año 2021. De modo que en este tiempo es fundamental hacer a un lado las diferencias ideológicas que han tenido al país por el camino del odio, la violencia, la división y el sentimiento de venganza en el contexto electoral.

Es hora de ser verdaderamente solidarios con aquellas familias que lo han perdido todo, y no solo buscar una buena pose con un séquito de camarógrafos, que luego lo publican en las redes sociales como la obra del siglo, tal como lo hacían los fariseos y los escribas judíos, que dicho sea de paso, el Señor Jesucristo, los increpó públicamente por el nivel de vida opulenta, por oprimir al pobre y por las prácticas corruptas. Ante esta situación el Señor Jesús, les planteó la siguiente historia: “Porque tuve hambre, y me diste de comer; tuve sed, y me diste de beber; fui forastero, y me recogiste; estuve desnudo, y me cubriste; enfermo, y me visitaste; en la cárcel, y viniste a mí”.

Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis. Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis. Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos? Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis. (Mateo 25:35-45).

De manera que la solidaridad que es la forma más pura de ayudar a los más necesitados, se ha perdido en estos días, lamentablemente nos hemos vuelto en una sociedad materialista, egoísta e individualista, es decir que mientras a nosotros no nos falte nada, el resto de personas no importan, sin embargo, estamos por vivir nuevamente una noche de paz, que representa el nacimiento de nuestro glorioso Señor Jesucristo, aunque no hay certeza Bíblica, que haya nacido en este fecha, lo importante es que nació y estuvo entre nosotros, dejándonos sus enseñanzas para que aprendiéramos amarnos unos a otros.

Pero el amor al prójimo es lo que menos practicamos, así que es momento de hacer aun lado las diferencias y que busquemos con diligencia que salvadoreño esta pasando por alguna situación que no puede hacerle frente a sus necesidades, y poner delante de el un plato de comida, una sabana o brindarle un techo donde dormir, esto hará la diferencia para hacer de su día algo más afortunado.