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Ya fuera del hospital y tras 16 días ingresado debido a una infección renal, el poeta y sacerdote “revolucionario” nicaragüense Ernesto Cardenal, le externó al diario español El País, su preocupación sobre la dictadura que mantiene en Nicaragua el presidente Daniel Ortega, y reconoció que en su país “no hay libertad” para expresar opiniones.

“No puedo decirle nada que sea referente a la política de Nicaragua. Desde hace bastante tiempo no puedo hablar, claro que me afecta, soy un perseguido político. No hay libertad para que yo diga algo, estamos en una dictadura”, le dijo Cardenal a los reporteros de El País en una reciente visita a su hogar.

El poeta ha sido uno de los mayores defensores de la teología de la liberación en Latinoamérica pero también un duro crítico de la políticas de Ortega, pese a que fue ministro de Cultura durante el primer Gobierno del presidente sandinista.
En su vida sacerdotal y revolucionaria también se enfrentó con el papa Juan Pablo II, quien le prohibió en 1984 ejercer el sacerdocio sino lograba antes “reconciliarse con la Iglesia”, ya que el Vaticano alegó que su cargo no era compatible con su labor pastoral.

En febrero pasado el papa Francisco le levantó la sanción a Ernesto Cardenal. Una suspensión que según el poeta no le afectó ya que “nunca he sido sacerdote para administrar sacramentos, para hacer matrimonios, comuniones… No es mayor cosa para mí. Mi sacerdocio es distinto, es pastoral. Yo me hice sacerdote por la unión con Dios, es algo místico”, dijo al tiempo que elogia el rumbo que el papa le está dando a la Iglesia y al Vaticano.

Para él, Francisco “es una maravilla, un milagro de Dios. No actúa como un papa, está haciendo una revolución en la Iglesia y en El Vaticano”.

Una revolución similar a la que han emprendido también los jóvenes nicaragüenses que quieren un cambio de rumbo democrático y social sin la represión que por ahora les impone el régimen de Ortega.

Hace un año Cardenal escribió un texto reconociendo la lucha de los jóvenes que demandan la salida de Ortega del poder, recordando un verso que escribió durante el somocismo y que se tornó actual ante la ola de represión del gobierno. Sin hacer alusión directa a los reclamos de los nicaragüenses, Cardenal reitera que “una revolución es cambiar las cosas” y cree que eso pasará en su país.