Vivimos una época sin precedentes en más de un siglo: una pandemia mundial que en seis meses ha enfermado casi seis millones de personas y causado más de 350 mil víctimas. Nadie estaba preparado para esta realidad y los países que han salido adelante lo han logrado con mucha inteligencia, sensatez y método científico.

Es una realidad que tenemos que enfrentar pues tampoco podemos vivir en el pánico generalizado, la humanidad tiene que levantarse y superar esta pandemia. Igual en El Salvador. La pandemia ha traído más de dos mil pacientes y casi 40 fallecidos. La preocupación es mayor porque nuestro sistema de salud es precario y las necesidades económicas de nuestra gente son muchas, tomando en cuenta los elevados niveles de empleo informal.

Lo que se negocia en la Asamblea Legislativa como ley de emergencia y eventual reapertura económica debe tomar en cuenta todos los escenarios posibles. Desde la vuelta gradual a la actividad económica, con rigurosas medidas de protección sanitaria, así como establecer medidas que eviten rebrotes epidémicos. Hay que prepararse para todos los escenarios porque el confinamiento es insostenible por mucho más tiempo, por razones hasta de la misma salud mental de la gente y porque el encierro hará perder más empleos y causar hambruna.