Lo que para una salvadoreña en el exterior es temor a perder el poder en las alcaldías, para los políticos una posible manipulación desde el exterior cobraría duras consecuencias para los municipios.

Mirna Monterrosa es una salvadoreña originaria de Santa Tecla que trabaja como asesora de proyectos en Boston, Estados Unidos. Ha votado en las elecciones presidenciales de 2014 y 2019, y quiere votar por diputados y alcaldes el 28 de febrero de 2021.

Admite que la votación municipal en el exterior es más complicada de lograr que la legislativa y reconoce que en América Latina no hay un país que lo tenga completamente implementado.

Sin embargo, cree que elegir un alcalde con votos de compatriotas en el exterior no es imposible. Y lo argumenta.

“Nosotros nos ocupamos de nuestros municipios por medio de ayudas directas e indirectas”, expresa, en referencia a la remesa que envía a su familia en El Salvador.

Añade que grupos de salvadoreños se organizan para hacer recolectas y ayudar a sus municipios de origen. “He conocido comités de Yuquayquín, Citalá, La Palma, Zacatecoluca, Cojutepeque, toda esa gente hace fiestas aquí, hace recaudación de fondos y preparan proyectos”, cuenta.

 

¿Cuentos de rosas?

Para los políticos, la incidencia externa a una elección municipal es un tema delicado: creen que es posible que un salvadoreño en el exterior no esté informado y le dé su voto a una persona que el municipio rechaza.

Schafik Hándal, diputado por el FMLN, puso un ejemplo: una persona poco conocida en un municipio de El Salvador que tiene respaldo de un grupo de salvadoreños en el exterior y gana la elección municipal.

El legislador pinta ese escenario como una imposición de un candidato mediante “una manipulación del exterior”, no por parte de los votantes, sino por parte de quienes podrían “venderles cuentos rosas” para que voten.

“Que él diga: yo tengo cheros allá en el exterior, que me conocen, con aquellos voy a decidir la votación de lo local. Al salir electo, él no va a gobernar para los de afuera, va a gobernar para el municipio. Después, los que sufren esa consecuencia de esa votación son los de aquí”.

Para Mirna, ese argumento no es válido. Cuestiona por qué los diputados temen una incidencia electoral de los salvadoreños. “Es que eso ya está ocurriendo, ya estamos incidiendo. Podemos tener una incidencia porque los dineros están llegando”, responde.

Ella cuenta que la migración salvadoreña es peculiar porque cuando llegaron a los Estados Unidos se agruparon y viven en asentamientos. “Los salvadoreños de acá viven en asentamientos, al menos los primeros inmigrantes, se van y se quedan en un solo lugar, se quedan y se coordinan, eso que ha creado ayuda para sus municipios”, dice.

Puso el ejemplo de la isla de Nantucket, de Boston, en donde residen personas provenientes de Agua Caliente, Chalatenango. “Mandan a renovar sus casas, colaboran con las iglesias, están trabajando”, afirma.

La idea de participar en la elección de un concejo, sostiene, es elegir a un funcionario que administre bien el dinero.