El concepto de Seguridad Ciudadana es el apropiado para solucionar la aguda conflictividad social que vive el país. La seguridad ciudadana no trata simplemente de la reducción de los delitos, sino de una estrategia integral para mejorar la calidad de vida de los salvadoreños en base a la incorporación de la población en las tareas de prevención y control de la criminalidad. Hoy se trata de ir más allá del concepto de seguridad pública y de trabajar en la construcción de la Cultura de Paz basada en valores. Se necesita una estrategia de seguridad fundamentada en el respeto a las leyes y la institucionalidad del país.

La participación de la población en tareas de seguridad, junta el conocimiento que tienen los ciudadanos de los problemas locales de violencia y delincuencia, con las capacidades de los agentes de la Policía Nacional Civil. Se deben de incorporar las iniciativas de las organizaciones de vecinos a la política pública de seguridad.

Con la participación ciudadana se podrían elaborar mapas de prevención de la violencia y el delito, consensuar prioridades de trabajo anti delincuencial con la PNC. Elaborar los planes locales de seguridad.

La seguridad ciudadana no es posible si no se cambia la modalidad de policía. Es indispensable implementar de verdad la policía comunitaria, como parte del esfuerzo nacional por la recuperación de territorios. Policía Comunitaria significa una estrategia específica, un concepto descentralizado desde el cual la Corporación Policial realiza acciones en conjunto con la población que le proporciona información y cooperación. Se trata de un sistema de trabajo que se desarrolla basado en el conocimiento y seguimiento de los problemas que cotidianamente suceden en el vecindario.

La concepción de policía comunitaria que se debe implementar, supone que el espacio de actuación es el barrio, la colonia, el cantón que el policía comunitario conocerá a la perfección porque estará radicado permanentemente en una localidad. Su actividad se centra en la prevención, en detectar el foco del problema e intervenir antes de que aparezca el delito. Supone además orientar los esfuerzos de la policía a movilizar a la sociedad en acciones preventivas.

La introducción del modelo de Policía Comunitaria, implica un proceso de transformación de la cultura de la Corporación Policial, pues no solo supone cambios en los procedimientos operativos, sino en la adaptación de las estructuras administrativas, de los sistemas de asignación de tareas. La principal exigencia radica en un cambio sustantivo que va de un mando burocrático a un liderazgo proactivo, con mayor capacidad en la gestión de la seguridad pública.

La seguridad ciudadana es una construcción colectiva, no es asunto solo de policías y es indispensable para salir adelante superar de una vez por todas las ideas de populismo penal que plantean que la pena de muerte y en general el endurecimiento de las leyes resolverán los problemas de la delincuencia.

Las medidas que anuncie el nuevo gobierno tienen que ser una respuesta contundente a la conflictividad social del país. En 2014 el presidente saliente creó el Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana y Convivencia que fue presentado como “un espacio de diálogo democrático para construir consensos y articular acciones entre el Estado y los sectores sociales” para “ejecutar intervenciones integrales que fortalezcan la seguridad ciudadana, reduzcan los niveles de violencia y frenen el crecimiento de la delincuencia en los territorios”.

Al empezar el nuevo quinquenio gubernamental conviene evaluar a fondo las buenas, las malas prácticas que se han tenido al impulsar el Plan El Salvador Seguro y encontrar las lecciones aprendidas. Además de estudiar la experiencia de los Comités Municipales de Prevención de la Violencia y valorar sus resultados.

Estamos rodeados de maldad y hemos sido incapaces de reaccionar para detenerla. ¿Hasta dónde queremos que lleguen estos macabros asesinatos para desarrollar acciones efectivas? ¿Qué más tiene que pasar para que reaccionemos como Nación? Estamos en una situación límite que le impone al país la necesidad de concretar un Pacto Nacional por la Seguridad Ciudadana. Para que con la participación de todos se logre la tranquilidad y la Paz Social. En los próximos cinco años la Seguridad Ciudadana debe ser una de las políticas emblemáticas del Estado Salvadoreño.

La seguridad no tiene ideología, más allá de la pertenencia política de uno u otro sector. El objetivo final tiene que ser la defensa de la vida y la tranquilidad de los salvadoreños: la Seguridad Ciudadana y la policía Comunitaria son indispensables para la construcción de la Paz Social que necesita El Salvador para salir adelante.