El 52.9 % de los 6.6 millones de personas que habitan en El Salvador son mujeres, según la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM). Sin embargo, pese a su mayoría relativa, su peso en la economía es dispar y enfrentan varios desafíos.

Este panorama se identifica desde su formación. La encuesta revela que el 11.8 % de las mujeres es analfabeta, contra el 8.1 % en el caso de la población masculina.

En la segunda década del siglo XXI, aún existen brechas que las mujeres deben recortar para equipararse con sus pares hombres, ante quienes tienen diferencias en materia salarial, empleabilidad y horas de trabajo, situaciones que las dejan en desventaja.

Para 2018, se estimó que la escolaridad promedio en El Salvador alcanza el séptimo grado; sin embargo, para los hombres el indicador es de 7.2 contra el 6.9 en las mujeres.

De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), el acceso de las mujeres a actividades remuneradas y la reducción de las brechas de género existentes dentro del mercado laboral es crucial para el crecimiento, la igualdad y la disminución de la pobreza en la región.

El panorama no es del todo desalentador, en los últimos 30 años, la Cepal destaca que la tasa de participación -promedio de América Latina para mujeres de 15 años y más- aumentó en 11 puntos porcentuales.

Este comportamiento es superior al de otras regiones del mundo, pero destaca que aún se observan grandes diferencias, tanto en su ritmo de crecimiento como en los niveles de participación laboral femenina y un rezago con respecto a los países desarrollados.