Los principales daños en carreteras, bibliotecas y casas, ocurrieron en la ciudad Ridgecrest. / Fotos Fox News y CBS News.


Un sismo de magnitud 6,4 sacudió ayer el sur de California, en el oeste de Estados Unidos, dejando heridos leves pero ningún daño importante, según los primeros balances disponibles.

El temblor fue el más fuerte en ese estado desde 1999 y se sintió en un área extensa, despertando el fantasma de “El Grande” (The Big One), un terremoto potencialmente devastador que se teme golpee en algún momento el oeste del país.

El epicentro se ubicó a 10,7 km de profundidad cerca de Searles Valley, una zona relativamente poco urbanizada 240 km al noreste de Los Ángeles, según datos actualizados del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS).

Una base militar de la Armada estadounidense, la Naval Air Weapons Station China Lake, cerca de la ciudad de Ridgecrest, reportó “daños considerables” en la base, con “incendios, fugas de agua, fugas de productos peligrosos”.

Los bomberos del condado de Kern, donde se encuentra Ridgecrest, atendieron unas 20 intervenciones que iban desde “asistencia médica a incendios en la ciudad de Ridgecrest”, sin reportar víctimas.

El hospital de Ridgecrest fue evacuado, dijo la alcaldesa Peggy Breeden, añadiendo que había cortes eléctricos en algunas zonas.

Los vecinos del condado de San Bernardino informaron de daños en algunas carreteras y edificios agrietados, “tuberías de agua rotas, cables eléctricos dañados, caídas de rocas en algunas carreteras”, pero “ningún herido”.

El movimiento telúrico se sintió claramente en Los Ángeles y en Las Vegas, de la vecina Nevada.

“Es un terremoto poderoso”, tuiteó la policía de Los Ángeles, aunque aclaró que no había recibido por el momento llamadas que justificaran ayudas de emergencia.