Mantener la calma es fundamental para soportar y superar una crisis. El mundo entero está en crisis por la pandemia generada por el coronavirus (Covid 19), un grave problema sanitario que seguramente será superado por la humanidad mediante acciones científicas y humanitarias.

Buscar o plantear una solución ideológica o racista a la pandemia es perder el tiempo y expandir el problema. Los líderes mundiales y locales de cada Estado necesitan aunar esfuerzo, crear lazos solidarios y mostrar unidad.

La cuarentena nacional ordenada por el Presidente de la República Nayib Bukele puede ser que le haya caído bien o mal a algunos, pero en apariencia es justa y necesaria. La prevención es en ocasiones fundamental para luego no lamentar. La tal cuarentena no hay que verla como una medida populista, sino como una necesidad de Estado y en ese sentido todo tenemos el deber de asumir las responsabilidades que nos competen. Lo primero es dejar del lado las ideologías e intereses económicos, los criterios partidarios o conveniencias sociales. Individual y colectivamente debemos asumir roles, respetar criterios y cumplir con ciertas normas de conducta para atajar la posible expansión del coronavirus en suelo salvadoreño.

Seguramente sea inevitable el ingreso de la enfermedad al país, pero con responsabilidad estatal y ciudadana podemos evitar su expansión a niveles insospechados. Cada uno debemos cumplir con las recomendaciones proporcionadas por la Organización Mundial de la Salud y replicadas por las autoridades sanitarias del país. Las crisis no suelen ser eternas cuando se enfrentan con sapiencia, paciencia, inteligencia y responsabilidad.

A toda costa hay que evitar que la pandemia pase a ser un pandemonio. En la época del oscurantismo lo peor que ocurría era la falta de información, pues cada quien interpretaba a su modo y las consecuencias de las pandemias eran terroríficas. Hoy contamos con la tecnología que bien utilizada es servible para orientar a las masas.

Desde luego que vivir en cuarentena debe hacerse bajo las condiciones adecuadas. El mundo entero y por supuesto El Salvador deben reunir las condiciones básicas. Aquellas personas que por diversas circunstancias (viajeros o que hayan tenido contacto con algún enfermo) sean sometidas a la cuarentena, deben ser tratadas con la más alta estima y respeto. Se les debe proporcionar los insumos médicos y darles el tratamiento médico-científico requerido.

Por solidaridad y por razones eminentemente humanitarias tenemos que evitar ser caja de resonancia de los rumores que solo vienen a confundir más a las personas y generar una incertidumbre que puede complicar la situación. No se vale esconderse tras una computadora para inventar casos y desorientar a la población, mucho menos es permitido tratar de sacar ventaja partidaria u obtener provecho de cualquier tipo. Los humanos, por naturaleza, somos seres reactivos y fácilmente actuamos por instinto, de tal manera que se anuncia una cuarentena o una emergencia y de inmediato cunde el pánico, tal como lo demostraron las largas filas de clientes en los supermercados y en las farmacias, para abastecerse de lo “básico”.

Hay que desechar todos los rumores mal infundados, los “dimes y diretes”, las leyendas urbanas, las posiciones fanatizadas, el humor de mal gusto, los “chambres” y todo lo que pueda distorsionar la realidad del coronavirus y sus consecuencias.

Los medios de comunicación, los políticos, los funcionarios de gobierno, los empresarios, los médicos, los padres de familia, los líderes religiosos y cada uno de los ciudadanos tenemos que aportar lo nuestro. Unos planificando, orientando y ejecutando las políticas sanitarias y los otros acatando y cumpliendo todo lo que sean conductas preventivas.

Primero fue El Salvador el que ordenó una cuarentena y ahora otros países se fueron sumando, cada uno con sus propias acciones. Así debe ser. Es cierto que esta crisis dejará secuelas en el ámbito económico en la mayoría de las naciones, pero lo importante es que la humanidad frene o al menos controle una enfermedad que no es tan letal como se pinta y que tampoco acabará con la raza humana.

Por ahora hay que tener paciencia, cumplir con las medidas higiénicas y sanitarias, mantenernos en calma, actuar con inteligencia, mostrarnos colaboradores y abogar por la unidad nacional de todos los sectores. Ningún Covid 19 podrá contra los salvadoreños si actuamos como seres civilizados con una alta dosis de comprensión y solidaridad. Hay que confiar en Dios, en la ciencia y en nuestro humanismo.