La noticia sobre la ampliación por un año del permiso de trabajo para casi 200 mil compatriotas en Estados Unidos, es una buena noticia para todos los salvadoreños y habla muy bien de las gestiones de la administración Bukele.

Esta prórroga ha sido reconocida por la mayoría de fuerzas políticas como un logro diplomático de la actual administración que encontró, al inicio de su gestión, una diplomacia basada en recriminaciones y en el alejamiento de los intereses regionales que, como país, habíamos compartido tradicionalmente con los Estados Unidos.

La diplomacia es la ciencia de los intereses y relaciones de unas naciones con otras. Ésta permite construir acuerdos y mantener vínculos estrechos basados en la razón y no en la fuerza.

Sin duda, la prórroga permitirá a miles de familias salvadoreñas disfrutar de unas fiestas de fin de año en paz, y compartir los frutos de su trabajo con tantos hermanos cercanos en el territorio patrio.

Las lecciones están a la vista: un esfuerzo constructivo por buscar soluciones a los problemas que causan la migración, llevará tiempo y recursos. Pero la crítica estridente y el inmovilismo que caracterizaron la década del FMLN, ya no son opción para una política internacional que defiende derechos, no regímenes dictatoriales.