El presidente Donald Trump saludó el sábado el fin del "califato" del grupo Estado Islámico (EI) y prometió que Estados Unidos se mantendrá "alerta" ante la principal organización yihadista del mundo.

"Nos mantendremos alerta (...) hasta que finalmente sea derrotada, dondequiera que se encuentre", dijo Trump en un comunicado. "Continuaremos trabajando con nuestros socios y aliados para aplastar completamente a los terroristas radical islámicos", añadió.

Con la pérdida oficial del "califato" geográfico del Estado Islámico (EI), el Pentágono vive un momento histórico en su larga campaña contra los yihadistas.

Al menos desde una perspectiva militar, Estados Unidos puede decir que tuvo un éxito significativo en su estrategia de trabajar "por, con y a través" de fuerzas locales, en la que una milicia kurda en Siria y las fuerzas de seguridad iraquíes se llevaron la mayor carga de los combates... y de las bajas.

Pero el EI aún tiene miles de combatientes en varios países y la duda que surge es si la pérdida territorial del grupo puede convertirse en una derrota duradera o si la decisión del presidente Donald Trump de retirar la mayor parte de las tropas de Siria es prematura y pone en riesgo el juego final.

"No me atrevería a usar el término ganar", dijo recientemente el general Raymond Thomas, que lidera el Comando Especial de Operaciones estadounidense, ante legisladores.

El objetivo es "estar en condiciones de mantener las capacidades persistentes para que no pueda surgir una amenaza externa en el futuro".

La influencia de Estados Unidos se reducirá cuando el Pentágono retire a casi todos los 2.000 efectivos que mantiene en Siria y que han estado ayudando a las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), lideradas por los kurdos.

En diciembre, Trump declaró la victoria sobre el EI y dijo que Estados Unidos "los golpeó mal" y anunció la retirada de las tropas.

John Spencer, académico en el Modern War Institute en West Point, consideró que las cosas no son tan simples. El EI "es una organización terrorista, todo lo que tienen que hacer es dejar las armas e intentar mezclarse con la población y escapar", dijo a AFP. "No se fueron y no se irán".

- Comenzó con Obama -
La misión liderada por Estados Unidos comenzó a fines de 2014 durante la presidencia de Barack Obama, después de que combatientes del EI tomaran el control de un área del tamaño de Reino Unido en Irak y Siria.

En un esfuerzo por "degradar y derrotar en última instancia" a los yihadistas, Estados Unidos formó una coalición que llegó a incluir a más de 70 naciones, muchas de las cuales comenzaron a bombardear posiciones del EI en 2014.

Desde entonces, la coalición llevó adelante unos 34.000 ataques aéreos en Siria e Irak.

En lugar de involucrar a muchos soldados, la coalición combinó su campaña aérea con el entrenamiento y asesoramiento de las fuerzas locales.

Esta decisión se dio en parte por la guerra de Irak, donde murieron más de 4.400 militares estadounidenses. Y la gente en Estados Unidos ya no quería que Obama comprometiera más tropas de combate.

La estrategia dio frutos rápido en Irak, donde un ejército nacional que estaba casi al borde del colapso ante el avance del EI mutó en una fuerza que desplazó a los yihadistas de una ciudad tras otras hasta recuperar su bastión de Mosul en 2017.

Cuando Trump asumió, continuó básicamente la estrategia de Obama, aunque con una diatriba más dura y menos restricciones en los ataques aéreos.

"En general la estrategia estadounidense fue exitosa a la hora de expulsar al Estado Islámico", dijo a AFP Daniel Byman, catedrático en el Center for Middle East Policy en el Brookings Institution.

De todas formas, advirtió, no resolvió el problema del gobierno local en Siria, donde la guerra civil dio lugar en primera instancia a las condiciones que permitieron que el EI creciera.

"Así que el Estado Islámico permanece activo -con cientos de muertes sólo este mes- como una insurgencia", dijo Byman.

- Los kurdos y la retirada -
La decisión de Trump de retirarse de Siria dejó a sus socios kurdos a la búsqueda de un amparo y esperan que una "zona segura" en el norte les permita estar cubiertos.

La partida de Estados Unidos deja a los combatientes kurdos más vulnerables ante posibles ataques de la vecina Turquía, que los considera "terroristas", y frustra sus sueños de autonomía.

A su vez, los kurdos no son los únicos que no están del todo conformes con la retirada.

El general Joseph Votel, que lidera el Comando Central estadounidense, dijo que los militares no deben dejar de estar atentos al grupo yihadista.

"Los logros de la coalición en el campo de batalla, ganados con tanto esfuerzo, sólo pueden asegurarse manteniendo una ofensiva vigilante ante el ahora dispersado y dividido EI que mantiene a líderes, combatientes, facilitadores, recursos y la ideología profana que alimentan sus esfuerzos", señaló Votel, que está a punto de retirarse, y quien añadió que Trump nunca le consultó sobre retirarse de Siria.