En la señora Manes, El Salvador encontró una aliada con muchas ganas de ayudar, una amiga que habló siempre clara y sinceramente, una entusiasta cooperante y una enamorada de nuestras bellezas naturales como se reflejaba en sus visitas al interior del país.
Siempre vimos en la embajadora a una persona preocupada porque El Salvador mejore en todos sus aspectos, por las mujeres, por el futuro de los niños y jóvenes, por el progreso y desarrollo de las comunidades, por la educación, la salud y por el fin de la tramitología, esa pesada carga burocrática que tanto daño le hace al clima de negocios.
Igualmente la señora Manes fue incisiva en el combate a la corrupción, en la necesidad de reforzar la institucionalidad y en la necesidad de un país más seguro para todos, de una sociedad más justa que no tenga que migrar por falta de oportunidades.
El homenaje y las palabras bonitas de los diputados solo son una mínima forma de agradecimiento de lo que tantos salvadoreños de a pie tienen hacia la embajadora y su trabajo. Que sus nuevas misiones sean todo un éxito.