El nuevo plan de seguridad anunciado por el presidente Bukele e implementado desde la semana pasada, tiene como uno de sus protagonistas a la empresa privada. Quizás no de manera directa, pero sí como un sector imprescindible para colaborar con las autoridades de seguridad y penitenciarias en el éxito del mismo, porque alcanzar el objetivo nacional de contar con un país libre de amenazas incide positivamente en el bienestar de las personas y en el clima de negocios que atraiga nuevas inversiones y más empleos.

En este sentido, el anunciado bloqueo de las señales telefónicas constituye solo el más reciente ejemplo de una necesaria colaboración y coordinación entre el sector público y la empresa privada, que además ya se ha llevado a la práctica en otras épocas y coyunturas.

El gobierno necesita coordinar la ejecución de sus políticas públicas con la empresa privada la que podría sumarse a los esfuerzos gubernamentales.

Buenas comunicaciones, razonable coordinación público-privada y transparencia en el manejo de los fondos estatales invertidos en seguridad, son algunos de los factores de éxito en esta lucha contra la delincuencia, en la que cada sector tiene su parte de responsabilidad y la empresa privada juega un rol fundamental.