El pasado 6 de agosto, el FMI anunció que había llegado a un acuerdo preliminar con la Administración de Nayib Bukele para un programa que contempla un ajuste fiscal de 3.5 % del producto interno bruto (PIB) durante tres años.
Aunque Fitch considera que ahora es “más probable un programa”, aún existen “obstáculos importantes” para asegurar el financiamiento con el FMI. “Las perspectivas de un programa siguen siendo poco claras, en parte debido a las preocupaciones del FMI sobre los riesgos para la estabilidad financiera que podrían derivarse de la adopción de bitcoin como moneda de curso legal en 2021”, indicó en un análisis publicado el 23 de agosto.
Fitch recuerda que la calificación asignada para El Salvador, en "CCC+", está limitada por el déficit fiscal persistente y la limitada capacidad de financiamiento en el mercado, como quedó en evidencia en la última emisión de deuda del gobierno, realizada en abril pasado, por un paquete de $1,000 millones con un rendimiento de 12 %.
Está emisión tuvo condiciones particulares porque hubo un acuerdo de “prueba macro” con los inversionistas que para octubre de 2025 mejoraría la calificación en dos grados o se firmaría un programa con el FMI, si no la tasa de interés aumentaría de 0.25 % hasta 4 %.
“Las previsiones macroeconómicas y fiscales de referencia de Fitch no suponen que se acordará un programa del FMI”, agregó Fitch.
Presión fiscal
La agencia señala que la recompra de una parte de la deuda con vencimiento entre 2025 y 2029, así como el programa de reperfilamiento de los títulos con la banca privada y el canje de deuda de pensiones, redujeron las necesidades de financiamiento en 0.5 % del PIB. Sin embargo, advierte que el gobierno seguirá necesitando del mercado interno a corto plazo para financiar el presupuesto general de la nación.Para Fitch, la deuda del gobierno subirá de 84.9 % en 2023 a 86.5 % en 2026. El déficit fiscal aumentó a 4.7 % del PIB en 2023 desde un 2.6 % en 2022, incluyendo los compromisos derivados del sistema de pensiones.
“Sin el financiamiento del FMI u otros organismos multilaterales, los altos costos de endeudamiento debido a las fuentes de financiamiento limitadas seguirán siendo un riesgo clave para la sostenibilidad de la deuda pública, al igual que la imposibilidad de mejorar el saldo presupuestario primario”, añadió.
Para 2024, según proyecciones de la agencia, el déficit se reducirá a 3.9 % y en 2025 se situará en 3.4 %.
Sin embargo, advierte que el “deseo del gobierno” de mantener el alto gasto de capital y el aumento del gasto salarial limitarán la capacidad para reducir la brecha fiscal.