La Conferencia Episcopal de El Salvador (CEDE), que agrupa a todos los obispos católicos salvadoreños, expresó este jueves su "no rotundo" a la explotación minera en suelo nacional, luego del anuncio del presidente, Nayib Bukele, de estar interesado en reactivar la minería para generar empleos.

Los obispos indican que están "muy preocupados" por el anuncio del gobierno salvadoreños en su interés por reactivar la minería y asegura no buscan contradecirlo
"ni favorecer a la oposición política". Los obispos señalan que, la reactivación de la minería sería "gravemente dañina y de consecuencias irreversibles", considerando los daños a la salud y la vida de los salvadoreños causados por "cualquier tipo de minería", los cuales, califican de "irreversibles", teniendo en cuenta el "gravísimo impacto destructivo en el medio ambiente, la fauna y la flora".

"Por todo lo anterior y con el mejor deseo para todos, expresamos nuestro no rotundo a la minería en el país".
Conferencia Episcopal de El Salvador.


Los jerarcas recuerdan que El Salvador ya es el segundo país del continente con "mayor deterioro ambiental" y sumado a los efectos de la minería prevén "gravísimas consecuencias sobre los pocos recursos hídricos" del país.

Además, explican que, la extracción del oro requiere de "grandes cantidades de agua" para diluirse con "grandes porciones de cianuro, arsénico, mercurio y ácido sulfúrico" para separar la roca del oro. "Esos químicos son sumamente tóxicos y letales. Después del proceso de extracción queda la gran cantidad de agua convertida en veneno letal", afirman.

"La práctica de cualquier tipo de minería sería en nuestro país gravemente dañina y de consecuencias irreversibles contra la salud y la vida de la población. Además, tendría un gravísimo impacto destructivo en el medio ambiente, la fauna y la flora".
Conferencia Episcopal de El Salvador.


Si bien reconocen que esa agua con químicos es almacenada en pilas, "por uno u otro motivo termina derramándose y contaminando de la peor manera" los afluentes de agua de las regiones donde se práctica la minería.

Además, considera un agravante que la zona con supuestas reservas de oro esté ubicada al norte del país, porque sería más fácil la contaminación delos "mantos acuíferos, incluyendo el río Lempa".

Los obispos se declaran "a favor del desarrollo económico", pero indican que "la más grande riqueza de un pueblo es la vida de las personas y su salud". "Eso vale más que todo el oro del mundo", afirman en el documento firmado por los 12 obispos salvadoreños.

A finales de noviembre, el presidente Bukele aseguró que las ganancias de minería serían usadas para la generación de empleos y financiamiento de infraestructura. Según Bukele, esto podría lograrse a través de "minería moderna y sostenible".

Una semana después, el Secretariado Episcopal de América Central (Sedac) pidió a los gobiernos de la región"que no permitan la explotación minera", días después, el arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar Alas, dijo que toda minería contamina y causa "muerte y enfermedades de manera irreversible".

Bukele aseguró que pedirá a la Asamblea Legislativa la derogación de la Ley de Prohibición de la Minería Metálica, la cual fue aprobada en abril de 2017, luego que la iglesia católica, movimientos sociales, Cáritas de El Salvador y la universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA) presentaran la propuesta a la Asamblea Legislativa.